miércoles, 23 de diciembre de 2015

Fabrica Argentina de Porcelanas Armanino S. A.

El señor Leopoldo Aquiles Armanino fue propietario de una importante industria ubicada en la ciudad de Monte Grande en la calle Mariano Acosta al 500 conocida como “Fábrica de Porcelanas Armanino S. A.” y abreviada como FAPA.
Nació este industrial el 22 de octubre de 1897, realizando estudios en la Academia Nacional de Bellas Artes, donde egresó a temprana edad, especializándose en una primera etapa de su vida como realizador de vitrales artísticos (“Vitreaux”).
Sus obras se pueden observar en la actualidad en la Iglesia de Nuestra Señora de Buenos Aires, en la Iglesia de San Cristóbal, en la Iglesia de Nuestra Señora de Lourdes, en la Iglesia de la Candelaria, en la Cámara de Apelaciones del Palacio de Justicia de la Nación, en la Capilla del Hospital Militar de la Nación y el Colegio Militar, donde los vitrales del señor Armanino dan lucimiento en el gran salón de actos, donde  se diploman las promociones de oficiales.
Después  de transcurrir más de quince años dedicado a este arte, el señor Armanino comenzó su actividad industrial fabricando en nuestro medio, artefactos de porcelana eléctrica para alta tensión (aisladores de porcelanas y otros), fundando la primera empresa de gran magnitud para tal fin en Sudamérica.
Algo más tarde sus inquietudes lo llevaron a establecer un emprendimiento de desarrollo minero en la provincia de Chubut, dedicado a la explotación y purificación de Caolín, para abastecer de materia prima a su propia fábrica, incluyendo otras del rubro cerámico, papelero, etc.
El señor Leopoldo Aquiles Armanino falleció en su residencia de la ciudad de Buenos Aires el 6 de abril de 1990, a la edad de 93 años.
Debemos mencionar que pese a su avanzada edad, atendió los intereses de su industria y otros asuntos, con notable entereza, disciplina y dedicación, hasta sus últimos días.

Extractado de la bibliografía de Leopoldo Armanino en el libro: “Calles Echeverrianas que marcan nuestra historia” de Pedro Rubén Campomar Rotger (Paginas Nº 172 y 173).






miércoles, 16 de diciembre de 2015

“Villa Antonieta”, mansión del Ing. Cayetano Perrone.

Esta mansión está ubicada sobre la calle Nuestras Malvinas al 900 de la Ciudad de Monte Grande. Se llama “Villa Antonieta” en honor a Antonieta Gianetto, esposa del Ingeniero de origen italiano  Cayetano Perrone que la hizo construir bajo sus directivas y se calcula que la inauguró por 1930.
Cuando se instaló en ella, los caseros ocuparon de inmediato un viejo caserón que estaba construido con anterioridad a 1919 y que pudo pertenecer a don Diego Barton que poseía un saladero en la región allá por 1811. Hoy ya demolida se derribó para lotear los terrenos reduciendo así su importante parque. Quién fue su casero, Sr. José Guillermo Muscolino que nació en Córdoba pero se instaló junto a sus padres cuando tenía solo un año de edad  en la propiedad, cuenta  que la quinta se transformó en un vergel con jardín al frente que en su tiempo causó deleite y admiración entre los habitantes de Monte Grande. Muscolino recuerda que su padre como su patrón, eran sicilianos naturales de Mesina, y por lo tanto, amantes de los frutales. Desde su tierra llegaron numerosas plantas, olivos, moras, peras, naranjas y otras que conformaron el arbolado monte de la mansión. El parque que pudo ser contemplado desde la calle, contaba con una hermosa fuente y un pedestal con la famosa loba con Rómulo y Remo. El destino final de esta figura es un tanto oscuro. Si bien corre el rumor de que ha sido robada en parte, se cree que esta a buen resguardo en los sótanos de la mansión.
La significativa casa romana que tanto llamó la atención a los que la visitaban, o a los que simplemente miraban desde afuera, contaba con un galpón y una caballeriza en la que su dueño mantuvo siempre un par de caballos y un coqueto sulky. Hubo un tiempo en que la mansión se alquilaba para la realización de eventos sociales, quizás para recuperar algo de los grandes gastos que requería su mantenimiento. Estuvo mucho tiempo abandonada a su suerte y sufrió varios incendios y hechos de vandalismo que han estropeado seriamente la edificación y las pertenecías del interior de la misma.
Poca gente sabe que en la Villa Antonieta se instaló un monumental molino Hércules, el más alto de nuestra región y el más valioso de todos los conocidos. Fue el mejor molino de fabricación argentina, ideado por el Ing. J. A. Saglio, en sus talleres de La Plata. El molino en cuestión fue adquirido a Don Pedro Reta, distribuidor de implementos y artículos rurales. Se trata de un Hércules modelo Nº6, con una escalera caracol central que permite subir a la plataforma del tanque. Allí tiene un magnifico mirador, que en su momento tuvo incluso asientos de metal, desde el cual se podían observar los campos más destacados de la época: La Negra de Simón Gastón Sansinena, La Esther de Nicolás Bruzzone, La Isolina de María Elena L. A. de González Gowland, La Campana de Federico Álvarez de Toledo, las instalaciones de  las antiguas estancias Santa Catalina, Los Mirasoles y las torres de la Transradio Compañía Radiotelegráfica Argentina S. A..
Hoy ese majestuoso molino ha sido desarmado y vendido a un particular para ser restaurado para engalanar una propiedad cerca de Lobos y la casona fue comprada por una familia de Adrogué que la está restaurando.





lunes, 7 de diciembre de 2015

Pedro Juan Macchi

Este vecino es un artista y vive entre nosotros. Se llama Pedro Juan Macchi y nació en Italia el 19 de Mayo de 1930, en la zona de los Alpes Lombardos. Emigró a la Argentina a los 19 años, trayendo con él su pasión por el dibujo y la pintura que supo atesorar por tantos años.  A su tercera edad y libre de todo compromiso reflota su pasión, como autodidacta en óleo, y bajo la guía maestra del gran acuarelista GOYO BARJA, desarrolla la técnica de la acuarela, pudiendo de este modo representar con las técnicas paisaje y motivo de su Italia natal, motivos autóctonos y paisajes de su patria adoptiva, la Argentina.


Con motivo a la inauguración de la muestra “Mirada de artista” que lleva a cabo en el Centro Cultural “El Telégrafo” (sito en L. N. Alem 275 de Monte Grande) hemos estado presente disfrutando de sus obras de su Italia natal como su casa reflejada en diferentes estaciones, paisajes de ensueño y diferentes postales de este vecino de 85 vividos años que es un ejemplo de superación y un aliciente para los más jóvenes.

domingo, 6 de diciembre de 2015

La “María Paulina” de Schenzer.

Don Juan Cristian Luis Schenzer fue un antiguo vecino de origen uruguayo, nacido el 20 de junio de 1878 en Fray Bentos, departamento de Río Negro, radicado en nuestro país a fines del siglo pasado y cuya ciudadanía más tarde adoptó. Se sabe que completó sus estudios en Alemania, enamorándose en ese país de María Paulina Schoopp, por aquel entonces jovencita de quince años. Finalizadas sus obligaciones en Europa, el señor Schenzer regresó a la Argentina, haciéndolo posteriormente María Paulina, radicándose ambos en el barrio capitalino de la Boca, después de la boda.
Nuestro vecino ingresó como empleado en el Ferrocarril del Sud, trabajando en el ramal Temperley-Cañuelas, adquiriendo por este motivo un terreno céntrico en Monte Grande, pueblo en auge y floreciente progreso. La adquiere a Don Luis Guillón, precursor de nuestro fomentismo y autonomía, la esquina oeste de las calles Dardo Rocha y Coronel Manuel Dorrego, construyendo su casa por intermedio del constructor afincado entre nosotros, Don Siro Petrazzini, el recordado primo de Don Omega, uno de los primeros vecinos radicados en el mismo centro del pueblo.
Don Schenzer ingresó tiempo después a la Compañía Buenos Aires Bulding Society, empresa que lo benefició con el otorgamiento de un crédito para que pudiera finalizar la construcción de su soñada propiedad, a la que bautiza, al estilo de aquel tiempo, con el nombre de su esposa, “María Paulina”.
Se cuenta que Don Siro y María Paulina recorrían el barrio de Belgrano en el tranvía Nº38, para observar el estilo de las cosas y tomar de ellas los detalles y características más apropiadas y sobresalientes, asunto que le permitió al constructor anotar los aspectos novedosos y de buen gusto, como así también todo lo referente a comodidades, comenzando la obra a partir del año 1905, a entero deseo del matrimonio.
Dice el arquitecto domiciliado en nuestra ciudad, Marcelo Marzullo, quien investigó la propiedad para gestionar su preservación como patrimonio histórico cultural del partido de Esteban Echeverria, que el “bow-window, las balaustradas, las molduras, etc. Son producto de esas observaciones y búsquedas”.
Este antiguo vecino fue nombrado corresponsal del diario “La Nación”, actuando durante muchos años hasta el día de su fallecimiento. Falleció en Monte Grande el 3 de julio de 1938 a la edad de sesenta años.
En un plano editado en 1908 por la firma “M. T. Durán”, con oficinas en Rivadavia 549 de Buenos Aires, para promocionar en Monte Grande la venta de 603 terrenos, con base de $1.- por mes cada uno, aparece la reproducción de “Villa Paulina”, aun en construcción, con las calles Dardo Rocha y Cnel. Manuel Dorrego, de tierra.


 Extractado de: “Calles echeverrianas que marcan nuestra historia” de Pedro A. Rubén Campomar Rotger.