El Club de Leones de
Monte Grande, se había formado el 21 de noviembre de 1961, aprobándose su Carta
Constitutiva el 11 de abril de 1962. Tiempo antes de lograr su primer
aniversario, se evaluaron en el seno de su Mesa Directiva, distintas
propuestas, aceptándose durante una “brillante reunión plenaria”, la iniciativa
del león Norberto Luis López, basada en levantar un monumento en un espacio
céntrico de nuestra ciudad que perpetuará el reconocimiento unánime de la madre
de todos.
En un principio, y
aprobada la sugerencia del león López, se movilizó todo el club. La primera
cuestión fue la de tramitar ante las autoridades municipales un emplazamiento
sobresaliente, y ubicar y entrevistar al artista escultor, cuya habilidad en la
materia ya se conocía muy bien por ese tiempo.
Entendemos que de
esto último se encargo el Dr. Ricardo A. Mari, pues las hermanas de Don Torró
Simó, Mercedes y Josefa, mencionan en su correspondencia que, “en 1962 tuvo
mucha alegría en hacer un monumento a la madre, y que se lo debió a un doctor
que vivía en el miso distrito que él”. Digamos que el profesional de referencia
bien pudo ser el directivo de la Junta Fundadora, Dr. Ricardo A. Mari, de
profesión odontólogo.
Por otra parte socios
del club gestionaron ante las autoridades municipales un espacio céntrico y
visible para ubicar el monumento. Por este tiempo estaba a cargo de la
administración municipal el señor Antonio Vidal, quien en carácter de
comisionado estuvo al frente de nuestro municipio entre el 1º de mayo de 1962 y
el 21 de abril de 1963.
Los trámites
realizados y lo comprensivo que fue el señor Vidal permitieron obtener un
espacio ideal para emplazar el monumento recordatorio y de homenaje “A la
Madre”, nada más y nada menos que en la plaza Bartolomé Mitre, la principal de
Monte Grande, en el ángulo donde se enfrentan las avenidas Leandro N. Alem y
Sofía Terrero de Santamarina, disponiéndose que la figura ya encargada a Don
Vicente Torró Simó se ubicara mirando al frente, hacia la estación ferroviaria.
Quedó registrado que,
“para la obtención de los fondos requeridos se solicitaron donativos, se
realizaron quermeses, festivales y cenas con sorteos de interesantes premios”.
La captación fue importante por la entusiasta movilización de todos los
integrantes del club, quienes contaron con un positivo apoyo de la comunidad,
que desde ya entendió que las madres se merecían todo.
El monumento fue
finalmente inaugurado el 21 de octubre de 1962, el “Día de la Madre”.
Recordaron los leones que la inauguración consistió en un acto público, con la
concurrencia de autoridades de varios clubes y de Gobernación. Gran cantidad de
vecinos escuchó con atención las palabras del león Norberto Luis López, autor
de la iniciativa, quien elogió la magnífica escultura, “la primera obra
leonistica que simbolizaba el sublime amor del ser que nos dio la vida”.
En el acto inaugural:
“el intendente municipal, señor Antonio Vidal, autoridades comunales,
eclesiásticas, miembros directivos y representantes de instituciones de bien
público y vecinos del partido”.
“Se depositaron
ofrendas florales y se rezó una oración a cargo del Rvdo. Padre Eustaquio, del
Colegio Euskal Echea de Llavallol, actuando el coro de niños de la Parroquia
Inmaculada Concepción de Monte Grande”.
La Junta Directiva
Fundadora (1962-1963) del Club de Leones de Monte Grande se conformó con los
señores: Adalberto H. Graavenhor, Simón R. Glas, Ricardo A. Mari, Alfredo M.
Lasalle, Carlos A. Azcueta, José Mario López, César Neustadt, Héctor Julián
Lima, Carlos Munek Hansen, Jorge B. Martínez, Pedro H. López, Aristóbulo Gerez,
Rodolfo Peñaloza, Ricardo Juncal,
Fernando Akselrad, Norberto Luis López, Roberto Galliani, Carlos Siciliano,
Luján Torres y Alberto Rico.
Nuestro escultor
nació en Onteniente, partido judicial de la provincia de Valencia (hoy
Comunidad Autónoma de Valencia), España, que comprendía los ayuntamientos de Angullent, Ayelo de Malferit, Bocairente,
Fuente de la Higuera y el citado Ontinyent, al decir de los valencianos, el 13
de septiembre de 1906.
Un 22 de marzo de
1985 dejó de existir un poco antes de la medianoche a la edad de 79 años.
Cuando murió, los médicos confirmaron que bien sabían que tenía cáncer, un
maldito mieloma múltiple.
Extractado de una obra más extensa del libro:
“Vida y obra del escultor Vicente Torró Simó 1906/1985”
de Pedro Rubén Campomar
Rotger (2008)
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