fines del siglo pasado “La Campana” era una chacra
de algo más de 82 hectáreas, figurando como propietaria la firma “Coni,
Sansinena y Cía.”, fundadora del pueblo de Monte Grande en 1889. Así se puede
observar en el plano general de la traza (plano N°1 de la situación relativa de
Monte Grande con Lomas de Zamora, Temperley y adrogue).
En tiempos más
recientes la fracción perteneció a Doña Elina I. Otamendi de Risso. Esta señora
y su familia por ser contemporánea es la que más se ha conocida en relación con
“La Campana” y quizás por ser el señor Oscar Francisco Risso un vecino comunitario
muy amante de “su Monte Grande querido”.
La chacra en general
tuvo otros dueños y arrendatarios antes y después del paso de los Risso, hasta
que estos la hicieron fraccionar, quedándose solamente con el casco, integrado
por un área algo menor a la de una manzana (7206 m2) y algunos lotes linderos.
Ya sobre estos
últimos tiempos adquiere “La Campana” el militar Fernando Pantaleón Echevarría,
desmedidamente interesado en todo lo referente a la vida y obra del Brigadier
Juan Manuel de Rosas.
La firma a cargo de
la venta de la tierra –cuyo nombre omitiremos por razones éticas- tuvo la feliz
idea, o mejor la picardía, de ofrecerla por intermedio de avisos publicados en
los diarios capitalinos como perteneciente a una estancia de la época de Rosas,
elogiando las características del casco y remarcando que poseía teléfono.
Aquí surge el ardid
por el cual el frontispicio de la propiedad muestra a los visitantes en números
de hierro forjado, el año 1842.
Echevarría compra “La
campana” y realiza diversas mejoras ajustadas a sus deseos e incluso construye
una capilla, algo más tarde dedicada a venerar una imagen de la virgen de los
Remedios, realizada en madera dura por un tallista vecino del barrio y cuyo
objeto ha sido el de poder evocar a la figura homónima que existió en nuestra
región a partir del año 1758 en la estancia de igual nombre.
“La Campana” pasa
posteriormente a ser propiedad de la “Asociación Educacionista Argentina”,
entidad que la adquiere para organizar un asilo u hogar para sacerdotes
ancianos.
Al parecer, por
razones de temor e inseguridad, pues el lugar ofrecía un aspecto de total
descampado y la ola de robos y saqueos se generalizaba en la zona, hizo que se
volviera a ofrecer en venta una vez más, adquiriéndola el municipio para
instalar la sede del Museo Histórico del Partido de Esteban Echeverría, todo
según lo ya relatado, en 1980.
La antigua casona
esta en realidad integrada por dos casas unidas por intermedio de un amplio
patio interior que las cierra en forma de “U”.
La parte que conforma
el museo en sí, está compuesta por siete cómodas habitaciones (salas
expositoras), un despacho, un breve pasillo y dos baños. La parte denominada
antigua cuenta hoy con una espaciosa cocina, una despensa con lavadero, dos
piezas y un baño sobre el lado S. O., más una pieza pequeña en el lado opuesto.
Algunos estudiosos
opinan que estas comodidades y dependencias referenciadas últimamente, pudieron
ser propiedad del granjero escoses Juan Mac Clymont, motivo por el cual se
trataría de una edificación del año 1825/26, se entiende con sustanciales
modificaciones justificadas por su antigüedad y efectuadas por sus propietarios
merced al correr del tiempo.
Entre los objetos que
se destacan en el jardín son, un cañón de fabricación alemana (Krupp) modelo
Argentino de 1908, una capilla con dos cuartos, símil en su frente con la
iglesia de Purmamarca (Provincia de Jujuy) de hermoso estilo colonial y techo
de paja completa y un camión de Bomberos perteneciente a la primer unidad con
la que contó el destacamento Echeverriano en 1946.