viernes, 10 de marzo de 2017

“La Campana” de Federico Álvarez de Toledo.

fines  del siglo pasado “La Campana” era una chacra de algo más de 82 hectáreas, figurando como propietaria la firma “Coni, Sansinena y Cía.”, fundadora del pueblo de Monte Grande en 1889. Así se puede observar en el plano general de la traza (plano N°1 de la situación relativa de Monte Grande con Lomas de Zamora, Temperley y adrogue).
En tiempos más recientes la fracción perteneció a Doña Elina I. Otamendi de Risso. Esta señora y su familia por ser contemporánea es la que más se ha conocida en relación con “La Campana” y quizás por ser el señor Oscar Francisco Risso un vecino comunitario muy amante de “su Monte Grande querido”.
La chacra en general tuvo otros dueños y arrendatarios antes y después del paso de los Risso, hasta que estos la hicieron fraccionar, quedándose solamente con el casco, integrado por un área algo menor a la de una manzana (7206 m2) y algunos lotes linderos.
Ya sobre estos últimos tiempos adquiere “La Campana” el militar Fernando Pantaleón Echevarría, desmedidamente interesado en todo lo referente a la vida y obra del Brigadier Juan Manuel de Rosas.
La firma a cargo de la venta de la tierra –cuyo nombre omitiremos por razones éticas- tuvo la feliz idea, o mejor la picardía, de ofrecerla por intermedio de avisos publicados en los diarios capitalinos como perteneciente a una estancia de la época de Rosas, elogiando las características del casco y remarcando que poseía teléfono.
Aquí surge el ardid por el cual el frontispicio de la propiedad muestra a los visitantes en números de hierro forjado, el año 1842.
Echevarría compra “La campana” y realiza diversas mejoras ajustadas a sus deseos e incluso construye una capilla, algo más tarde dedicada a venerar una imagen de la virgen de los Remedios, realizada en madera dura por un tallista vecino del barrio y cuyo objeto ha sido el de poder evocar a la figura homónima que existió en nuestra región a partir del año 1758 en la estancia de igual nombre.
“La Campana” pasa posteriormente a ser propiedad de la “Asociación Educacionista Argentina”, entidad que la adquiere para organizar un asilo u hogar para sacerdotes ancianos.
Al parecer, por razones de temor e inseguridad, pues el lugar ofrecía un aspecto de total descampado y la ola de robos y saqueos se generalizaba en la zona, hizo que se volviera a ofrecer en venta una vez más, adquiriéndola el municipio para instalar la sede del Museo Histórico del Partido de Esteban Echeverría, todo según lo ya relatado, en 1980.
La antigua casona esta en realidad integrada por dos casas unidas por intermedio de un amplio patio interior que las cierra en forma de “U”.
La parte que conforma el museo en sí, está compuesta por siete cómodas habitaciones (salas expositoras), un despacho, un breve pasillo y dos baños. La parte denominada antigua cuenta hoy con una espaciosa cocina, una despensa con lavadero, dos piezas y un baño sobre el lado S. O., más una pieza pequeña en el lado opuesto.
Algunos estudiosos opinan que estas comodidades y dependencias referenciadas últimamente, pudieron ser propiedad del granjero escoses Juan Mac Clymont, motivo por el cual se trataría de una edificación del año 1825/26, se entiende con sustanciales modificaciones justificadas por su antigüedad y efectuadas por sus propietarios merced al correr del tiempo.

Entre los objetos que se destacan en el jardín son, un cañón de fabricación alemana (Krupp) modelo Argentino de 1908, una capilla con dos cuartos, símil en su frente con la iglesia de Purmamarca (Provincia de Jujuy) de hermoso estilo colonial y techo de paja completa y un camión de Bomberos perteneciente a la primer unidad con la que contó el destacamento Echeverriano en 1946.












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