lunes, 17 de diciembre de 2018

Benito Sábato, el diariero.


Benito fue toda una institución local: trabajador, educado, atento, servicial en extremo. Al frente de su despacho de diarios y revistas, era el hombre orquesta, un Napoleón en campaña.
De estatura mediana, usaba el gorro con visera de charol reglamentaria, con la que cubría su prematura y pronunciada calvicie.
Como todos los subordinados del ferrocarril, tenía la llave del portón corredizo que separa con el alambrado las vías. Su uso debe ser exclusivo y  personal, pero Benito ampliaba generosamente su rol y así ocurría que a la llegada de un viajero con medido tiempo para tomar el boleto, recurría a Benito para que se lo sacara, pasando naturalmente por la portezuela: de haber tenido que cruzar por la escalera del subterráneo ida y vuelta, ese pasajero hubiese perdido el tren. Por lo general, eran mujeres las que más abusaban de este complementario servicio.
Benito, fuera de su negocio en sí, era una oficina informativa, andante… ¿Benito por favor, me saca el boleto a Plaza? ¿Llega el tren hora Benito?... y Benito respondía con prontitud, con gracia, con espíritu jovial y generoso, tan poco común en estos tiempos!. Benito era un personaje más popular e importante que el mismo Jefe de la Estación! Además Benito tenía una condición que la valorábamos mucho, sobre todo cuando debió actuar durante la tiranía; era un sano demócrata y nos consta que, muchas veces, se jugaba su puesto por sus claras expresiones de repudio, al nefasto régimen.
Cuando “Amigos de Monte grande” se enteró que Benito cumplía sus bodas de plata al servicio del expendio de diarios en nuestra Estación se le formuló una especial invitación a una comida, de las rituales que realizaba la institución. Al brindis, el Presidente entregó a Benito en obsequio, una importante medalla de oro, donde en una de sus caras decía “Pregonero de nuestro amanecer”, Nada sabemos de su suerte luego de su jubilación, porque Benito residía en la Capital en la calle Santa Fe.
Alguien nos ha dicho que ya no está en este mundo. La noticia bien, si se confirmara, tratamos de deformarla para engañarnos, deseando en el fondo imaginar a Benito con vida y en sus mejores tiempos, con sus gestos incomparables, de hombre bueno y generoso!. (1)
Vendía diarios en la Estación de Monte Grande. Con gorra del Ferrocarril su voz era inconfundible, primo de Ernesto Sábato. Gusto de la obra teniendo abono en el Colón. Su hijo es médico, su esposa fue modelista. A las 6 de la mañana iniciaba el reparto para estar a las 8 en el andén y a veces antes.(2)

Benito Sábato posee una calle con su nombre que lo hace perdurar en el tiempo, está ubicado entre la frontera entre Monte Grande y Luis Guillón bordeando el arroyo Santa Catalina teniendo una extensión de cuatro cuadras aproximadamente.

Una foto del legendario Leopoldo Mannucci lo retrata a Benito en el andén vía a Plaza Constitución de la Estación de Monte Grande en la década del 40 en su rol habitual de vendedor de diarios. Esta es una de las pocas fotos que hay de este vecino que se supo ganar el cariño del pueblo.

Referencias:

(1) Texto del libro “Monte Grande en mis recuerdos y vivencias” de Aníbal Cichero Pitré (1972) Págs. N° 187 y 188.

(2)Texto de del libro de Isolina Siciliano, “Los Partidos de Echeverría y Ezeiza en la MEMORIA” – Personajes e Instituciones Lugares y recuerdos. Pág. N°135 y 136. (1999).





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